20 jun 2007

La Bestia




Flotaba ya la bestia en trozos inertes
sobre las tempestuosas oleadas de tomate
y el picante del chile verde.

En vagos recuerdos olor de cebolla
ya se miran lejos aquellos días
de largas caminatas en los verdes pastos que le vieron nacer,
pero sobretodo de andar sobre cuatro patas
con la indiferencia de verse perseguido por la muerte
desde el mismo instante que su madre le parió.

Pero la culpa no es suya
porque de haber sabido que terminaría así
seguro no hubiera aceptado la oferta de vida
que algún omnipotente puso sobre la mesa.

Ahora la bestia callada como solía ser casi siempre
me mira desde el fondo de un plato
aunque ya no es la misma,
lo se por el olor que me trajo a esta ella,
que hizo sentarme a orillas de la mesa
y sin tentarme el corazón
atravesarle un cubierto de manera premeditada.

La bestia ya no es la misma
ahora solo es un bistec en salsa verde.

Y yo ya no tengo hambre.

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