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4 jul 2007

La evolución




No hace mucho tenia solo un pie
pero por alguna razón -que aun desconozco-
y con la firme intención de hacerme tropezar
colocaron un pie derecho a lado del que ya tenía.
Pero me adapte a dicha circunstancia
y pude caminar,
al principio con dificultades
después,
me fui acostumbrando a cargar con ambos pies.

Luego colocaron un brazo más
y con él una mano
así con el paso de los días y las horas
mi cuerpo fue mutando simétricamente.

Evolución le llamaron a estos cambios.

Una mañana frente al espejo
hice un macabro descubrimiento;
habían colocado un ojo más en mi rostro
mi imagen desfigurada reflejada sobre el cristal
era tétrica.

Ahora con mis dos ojos
podía ver el tamaño real de la muerte
y el miedo se hundía más adentro;
hombres devorando hombres
-enfermos del delirio sangriento del canibalismo-

Pase varias semanas encerrado en casa
esperando que los cambios en mi figura terminaran.
Mis ojos se llenaron de verdad y de lágrimas
y no pude mantener la boca cerrada
se inundo de reclamos y gritos
por la inmundicia que afuera se propagaba
pero nadie alcanzo a escucharme
y es que sin motivo aparente la evolución se detuvo
y no conseguí desarrollar una segunda boca.

La malformación en la cara se volvió irreversible
ahora veo tanto que me falta tiempo para contarlo.

Los ojos




Los ojos despiertan solos, hundidos cada uno en su hueco, flotando sobre una sustancia blanca y espesa. A veces viene la luz a arruinarles la fiesta, golpea con látigos de fuego a las niñas sobre la espalda. Las niñas visten oscuras prendas y zapatillas blancas, ellas pasan todo el día saltando sobre las imágenes que cazan los cristales que sostiene el aire. Otras veces huyen para esconderse de los depredadores, pequeños monstruos de caras largas y de pieles multicolores que se esconden en ciertas imágenes. Cuando regresa la oscuridad a los ojos, salen de las profundidades de la retina las hadas y los duendes, preparan sofisticados banquetes y deliciosas bebidas. La música nunca falta, y las niñas ejecutan bailes insinuosos frente a los guardianes de los parpados que con gestos perversos las admiran danzando. Más tarde cuando la fiesta culmina y los ojos están a punto de inundarse de lagrimas, puede verse a las niñas sofocadas de deseo mientras pierden la inocencia con las piernas al cielo, soportando el peso de los guardias sobre su sexo, ellos las toman por el cuello con sus pesadas manos intentando arrancarles algo más que un quejido. Entre espasmos se van hundiendo las niñas en un sueño de calderas y los ojos van quedando ciegos.

20 jun 2007

La Bestia




Flotaba ya la bestia en trozos inertes
sobre las tempestuosas oleadas de tomate
y el picante del chile verde.

En vagos recuerdos olor de cebolla
ya se miran lejos aquellos días
de largas caminatas en los verdes pastos que le vieron nacer,
pero sobretodo de andar sobre cuatro patas
con la indiferencia de verse perseguido por la muerte
desde el mismo instante que su madre le parió.

Pero la culpa no es suya
porque de haber sabido que terminaría así
seguro no hubiera aceptado la oferta de vida
que algún omnipotente puso sobre la mesa.

Ahora la bestia callada como solía ser casi siempre
me mira desde el fondo de un plato
aunque ya no es la misma,
lo se por el olor que me trajo a esta ella,
que hizo sentarme a orillas de la mesa
y sin tentarme el corazón
atravesarle un cubierto de manera premeditada.

La bestia ya no es la misma
ahora solo es un bistec en salsa verde.

Y yo ya no tengo hambre.